DIME CÓMO VES Y TE DIRÉ CÓMO ESTÁS




No ves el mundo como es, sino que según esté tu proyector (MENTE), así verás el mundo; y es que lo que ves, tu experiencia de realidad, es fruto de lo que proyecta tu mente. Tanto si crees que el mundo está lleno de gente maravillosa como si crees que abundan los villanos, tendrás razón en ambos casos. Y dirás: ¿Cómo puedo tener razón en ambos casos si una visión es incompatible con la otra? Te lo explico: los seres humanos somos como pequeñas antenas, vibrando en una frecuencia determinada. Según sea la frecuencia en la que vibremos, vamos a conectar con unas cosas u otras, y tomando el ejemplo que he puesto, pondremos el foco, por ejemplo, en las personas maravillosas que podemos ver a nuestro alrededor, o bien pondremos el foco en esos villanos que también pueblan el mundo. De manera que, como ambos tipos de persona existen, en ambos casos tendremos razón. Y es que todo depende de dónde pongamos el foco. En este ejemplo he simplificado al máximo para que se entienda bien el concepto, porque muchas veces enfocamos de tal manera que no somos capaces de ver más allá, y nos autoengañamos con la ilusión de que lo que vemos es lo único existente, o que es una realidad única e incuestionable, cuando no es así. Es importante abrir la mente para no caer en esta clase de autoengaños y de visión limitada de la vida, ya que somos mucho más de lo que vemos, de lo que parece, de lo que imaginamos.


El estado de nuestra mente condiciona de tal manera nuestra visión del mundo y de las experiencias, que por eso se dice que cuando emites juicios sobre otros, en realidad estás hablando acerca de ti mismo, de cómo estás por dentro. Y es por eso que los juicios de los demás deberían afectarnos mínimamente, porque al final lo que ellos juzgan de ti tiene que ver con su propio proyector, con su historia, con sus problemas no resueltos, en los que tú como persona nada tienes que ver. En consulta suelo repetir a los pacientes que “el problema siempre está dentro, y no fuera”, es decir, los demás sólo ejercen de espejo que me refleja lo que yo debo trabajarme; “no es el personaje, es la experiencia”, como suele decir mi propia psicóloga (sí, yo también me trabajo a mí misma, porque intento ser consecuente con el mensaje que transmito, entre otras cosas). Y tú con los demás igual; casi nada de lo que otros puedan hacer contra ti es personal: eres ese espejo que refleja al otro dónde trabajarse. Y del mismo modo, los demás ejercen en ti de espejo que refleja dónde debes trabajarte tú. Tenemos una marcada tendencia a mirar hacia fuera, a “qué le pasa al otro”, cuando esto no es lo importante. Es necesario ser capaz de mirar hacia dentro, de ver que si algo que hace el otro me afecta mucho, la respuesta estará en qué se me mueve a mí por dentro cuando el otro hace tal cosa, más que la razón por la que el otro actúa del modo en que lo hace. Nos solemos perder en las inmensidades del mundo del otro cuando la respuesta está en nuestro propio mundo. ¿Estás concienciad@ / preparad@ para aventurarte en tu propio mundo? Atrévete porque es el viaje más apasionante que harás en tu vida (y complejo, desafiante, laborioso, gratificante y en ocasiones incluso desesperante), pero puedo decirte que, al final, vale la pena.


Si quieres una guía que te ayude a navegar por tus propias aguas, no dudes en contactar conmigo, me dedico a esto y me encanta hacerlo 🙂

Aryán Puerta

Publicaciones Similares