EL ESTADO DE ÁNIMO

¿Qué es el «estado de ánimo»?
El estado de ánimo es el humor o tono sentimental, agradable o desagradable, que acompaña a una idea o situación y se mantiene por algún tiempo. Es un estado, una forma de estar o permanecer, que expresa matices afectivos y cuya duración es prolongada, de horas o días. Cuando este tono se mantiene habitualmente o es el que predomina a lo largo del tiempo, hablamos de humor dominante o estado fundamental de ánimo.

¿Cuándo se convierte en un problema?
Frecuentemente las personas sufrimos desengaños, decepciones, malas noticias, etc. que hace que nuestro estado de ánimo se vea afectado. Una persona se puede poner triste en un momento dado pero continuar comiendo y durmiendo bien, con la capacidad de concentración sin verse afectada de manera constante y sin condicionar su día a día por esa tristeza, por lo que no sería un motivo de consulta como tal.  Es importante plantearse  el grado de malestar que tenemos y cuánto está interfiriendo en nuestra vida a la hora de desarrollar nuestras actividades normales.

¿Cuáles son los síntomas de problemas relacionados con el estado de ánimo?
Dentro de los problemas del estado de ánimo tenemos diferentes tipologías de problema, cada uno de ellos abarcando diferentes síntomas,  pero a grandes rasgos es importante acudir a consulta profesional si te identificas con alguno de los siguientes síntomas:

-Físicos: pérdida o aumento brusco de peso; pérdida o aumento brusco del apetito; insomnio o hipersomnia; agitación o retardo psicomotor; fatiga o pérdida de energía; agitación improductiva, empezando varias cosas sin terminarlas.

-Psicológicos:  sentimiento constante de tristeza y falta de ilusión; apatía (sin ganas de hacer nada) sentimiento de no  encontrar el sentido al día a día o a la vida en general.

-De conducta: las respuestas a diversas situaciones del día a día pasan frecuentemente por el llanto o agresividad;  sentir  una euforia incontrolable y moverse por impulsos, haciendo cosas que en un estado “normal” no se harían y que muchas veces pueden resultar incluso nocivas para uno mismo o para los demás.

-Intelectuales o cognitivos: pensamientos  frecuentemente negativos y  “verlo  todo bastante negro”, siendo muy difícil detectar cosas positivas en las vivencias cotidianas;  creencia de que no merecer ser feliz o sentir que “no valgo nada”.

-Sociales: aislamiento cada vez mayor de los círculos sociales en lo que antes participaba; irritabilidad, ensimismamiento o llanto incontrolable que perjudican la relación con los demás.

Hay que aclarar que dentro del estado de ánimo  nos encontramos con varias posibles patologías. Si sientes alguna de estas cosas, mi consejo es que consultes lo antes posible, para  ayudarte a ti mismo/a y evitar que el problema se vaya haciendo cada vez más grande, que es lo que ocurre cuando intentamos evitar o huir de lo que nos pasa. No olvides que “lo que se evita, se hace más grande”.

Haz click aquí y pide cita inmediatamente, puedo ayudarte, compruébalo 🙂