CUANDO LO QUE NO SE VE DUELE MÁS: LA PODREDUMBRE DE LA RESISTENCIA

Cuántas veces te has presentado al mundo como alguien fuerte, con determinación, competitivo, agradable e incluso alegre, cuando en realidad estabas roto o rota por dentro. Has conseguido esconder las heridas pero ahí estaban, sangrando sin parar y desgarrándote. Esto lo sabrás si alguna vez has creído tocar fondo. A veces las heridas no se ven, pero están, y la profundidad de la herida sólo la conoces tú. Pero, ¿Sabes qué? Por mucho que te esfuerces en disimularlo, la herida se acabará manifestando y tendrás que atenderla de manera activa, si no quieres que esa herida se lleve parte de tu vida por delante.

La manifestación de las heridas y del malestar mental aparece no sólo por vía psíquica, sino también por vía corporal. Piel y estómago son las vías corporales más vulnerables a la manifestación del dolor emocional, así que cuando ese dolor emocional no encuentre resolución o consuelo por la vía que toca (psicológica), ambos órganos van a ser propensos a sufrir toda clase de dolencias. Cuántos casos de psoriasis, dermatitis, acné, herpes, sarpullidos, colon irritable, gastritis o estreñimiento son debidos a causas emocionales y la persona ni ha sido consciente de ello. Hoy sabemos por ejemplo que más del 60% de las consultas médicas tienen que ver con dolencias de base emocional, lo cual es impactante, no? La misma comunidad médica ha creído sin plantearse lo contrario durante demasiados años que cuerpo y mente tienen un funcionamiento independiente y sin nada que ver entre sí; esa creencia no sólo era errónea, sino que ha impedido durante muchísimo tiempo que las personas pudieran sanar desde donde tenían que hacerlo y, por tanto, hemos tenido que vivir de manera constante con algunas enfermedades que probablemente hubieran podido no tener presencia crónica en nuestras vidas.

A día de hoy todavía queda un buen número de profesionales de la salud que siguen minimizando la conexión cuerpo-mente, a pesar de las evidencias tanto empíricas como científicas que sostienen dicha conexión, y esto ocurre probablemente por esa tendencia natural del ser humano a presentar la clásica resistencia al cambio. En unos cuantos años (y afortunadamente) dejaremos de tener médicos que piensen de esa manera casi neanderthal, y por fin la salud de las personas será tratada de manera holística, pero lo cierto es que aún nos queda mucho camino por recorrer.

Es de esperar, con los conocimientos que ya empezamos a manejar, que en un futuro se trate a la persona como un todo, que se nos instruya acerca del funcionamiento de la mente y cómo dirigirla, que aprendamos a conectar con nuestras emociones y su función adaptativa, que conozcamos cómo influyen los alimentos en este sistema único de cuerpo-mente, que nuestro sabio interior deje de estar condenado a la poda sináptica, que la salud se trabaje mucho desde la prevención, que… Uy. Uy, uy, uy. Quizás, si todo esto se cumpliera, que así debería ser sabiendo lo que ya sabemos, puede que el sistema tal y como está estructurado actualmente, cayera cual castillo de naipes, creando un efecto dominó imparable. Demasiados pesos pesados de la industria farmacéutica, alimentaria, salud, enseñanza, etc caerían sin remedio, porque ya no necesitaríamos muchas cosas… Realmente, el sistema completo tendría que cambiar en pro de nuestra salud integral. Pero es demasiado posible que para el sistema actual sea mejor cronificar nuestra enfermedad y paliar sus efectos a través de medicación o enviarnos a terapia psicológica (privada claro está, porque en el sector público la psicología es poco eficaz debido a la periodicidad tan dilatada de las visitas), y poco más.

¿Cuál será nuestro futuro? Sea cual sea, si quieres ser escultor de tu propia vida y desvincularte de ciertos aspectos del sistema en el que estamos inmersos, tendrás que iniciarte por tu cuenta en la comprensión de la mente, su conexión con el cuerpo, provisión de herramientas y conocimiento del enorme poder que albergas. Si optas por este camino, estaré encantada de acompañarte y guiarte. Escríbeme haciendo click aquí y vemos cómo.

Aryán Puerta

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